Preludio
Cuando llega la tarde,
en ese instante en que todo se vuelve de color naranja,
opto por apresurar mi paso.
Podría detenerme y observar hacia el norte,
donde el majestuoso volcán Barva continúa siendo el espectador silencioso
pero qué diría ella, si lo hiciera de este modo?.
Qué diría ella si supiera que es su tiempo
el que se me queda enredado entre las maravillas de una imperiosa naturaleza?
En esos mismos instantes el tiempo ha transcurrido y me aproximo a casa,
entonces sí tomo tiempo para observarla desde afuera,
con las ventanas abiertas de par en par.
De repente la descubro detrás de las rosas,
sus manitas pequeñas invaden terrenos ignotos
y sus ojos...sus ojos que son como pedacitos de cielo
presagian expectación.
Me acerco sigiloso,
sin pensarlo mi corazón se emociona,
con esas sensaciones inéditas a las que ya me tiene acostumbrado
y de repente:
- TI TAAAA!! ("Aquí está", en su idioma)
tan amplio, tan efusivo, seguido de un suspiro suyo que me llena al alma.
Qué padre no cambiaría todo lo que tiene por la alegría que expresa su hijita al verle?
Detengo el instante,
no permito que el siguiente segundo transcurra,
así que todo mi alrededor se detiene,
una vez más, como todas las tardes al llegar a casa.