28 de Febrero, 2003-Ultimos días del Ferry Tempisque
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Estamos acostumbrados a viajar a
Nandayure, Guanacaste por lo que muchas veces hemos abordado el ferry
Tempisque.
El viaje desde Heredia es largo (5 hrs+) por lo que a veces pasamos por la playa del puerto Caldera y allí contemplamos las olas que llegan a estrellarse contra la arena. Olas que quizás nos llegan desde muy lejos, de tierras distantes, con secretos callados a través del tiempo. Olas que se deshacen para rehacerse más impetuosas que antes, en un ciclo interminable de vida. |
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Cuando llegamos al puerto del ferry, generalmente tenemos que hacer largas filas. Esperamos horas de horas que el ferry vaya con su carga de vehículos y regrese para llevarse los siguientes 25 (promedio) de turno. Entonces aprovechamos para descubrir y redescubrir los alrededores, un sitio que dentro de poco quedará abandonado porque ya está concluido el puente que unirá las dos costas que ahora une el ferry |
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En los alrededores podemos presenciar la agonía del río Tempisque justo cuando se convierte en parte del Océano Pacífico. Si supiera Sofía cuánta grandeza significa decir: "Océano Pacífico". Un día lo sabrá, determinará las dimensiones del mundo y reirá al saber que cuando tenía dos años de edad, sus piesitos chapotearon esas aguas que tranquilas besan la orilla. Aunque exista puente que nos deje sin motivos para detenernos, algún día volveremos acá. |
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Sofía ahora no lo entiende pero la
nostalgia es como cuando el bote se aleja, llevando gentes que se vieron
por un momento en la vida teniéndose la certeza de que nunca más se les
volverá a ver. Simplemente se alejan porque tienen su rumbo ya trazado y
lo siguen, no buscan cambiarlo.
Ahora ella se limita a observar cómo se forman las estelas en el mar, cómo el mar parece un espejo del cielo, cómo los árboles del otro lado del río parecen tan distantes . |
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Cuando el ferry se marcha,
llevándonos a bordo, un sinnúmero de gaviotas se unen a nuestro corto
viaje, sabedoras de que encontrarán amigos incondicionales que
disfrutarán de su compañía.
Cuando el puente se inaugure no habrá travesías compartidas con las gaviotas. Ellas supondrán que se trata de una ausencia temporal, hasta cuando pase mucho tiempo y sigamos sin aparecer. |
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Luego de un intenso y extenuante viaje, nos reconforta llegar al cerro de Vista de Mar (Nandayure), para desde allí observar la lejanía y sentir la presencia de uno mismo como parte de tanta inmensidad. Sofía y yo hemos pasado tardes enteras buscando formas en las nubes que se ven tan claras y suponiendo cómo s formaron los cerros hará tantos milenios atrás, eones quizás. |
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Un árbol. Un concepto tan simple como una migaja de pan. Sofía y yo habíamos aspirado a encontrar una sombra que nos reconfortara durante este verano. Encontramos sombras en otros lados, más allá de la cerca, muy cerca del río, no aquí. |