20 de enero, 2001
Se pensaba que yo nacería hoy. Sin embargo, insisto en que yo no sé qué debo hacer. Es solo estarme quieta? No me he movido para nada para no causarle dolor a mamá. Papá se la ha pasado todo el día en el hospital y hasta ha olvidado hacer lo que tanto le gusta: COMER.
El día ha sido intenso para mamá porque desde muy temprano le han estado provocando dolores e insisto en que ella es muy valiente, papá debe sentirse muy dichoso.
Hay muchas cosas que a lo largo de estos nueve meses que me han contrariado mucho con respecto a cómo debo de ser yo. Qué esperan ellos de mí? Les defraudaré? Genéticamente el resultado esencial de mí depende del diseño genético de ellos por lo que no debería preocuparme por ello. A veces me parezco a papá cuestionándome el alrededor. Mis papás son sencillos pero a la vez tan complicados que a veces, cuando me encuentro metida en estos enredos de ácido amniótico y opto por chuparme el dedo gordo, no me queda más que aceptar que vamos a ser
un gran equipo.Para variar, papá no quiso hacer el curso para estar en el parto aduciendo que lo que allí se enseña se parte de un supuesto propio del sentido común. El a veces prefiere hacer las cosas a su modo y en ese momento pienso que va chocar con las ideas de mamá, es entonces cuando ella me sorprende y se porta igual que él.
Mamá ha sufrido todo el día por los dolores tan fuertes que le han provocado pero no ha tenido miedo. Papá ha sufrido también por el dolor de mamá y es entonces cuando descubro que su tristeza y sus miedos nacen donde empiezan los nuestros.
A las 7 de la noche del sábado papá hace malabares con la vigilancia del hospital y logra verse con mamá. Ella está llorando y él se resiste a que esa lágrima se le escape de los ojos, al final fracasa.
Yo no sé qué hacer. Se supone que debo ser fuerte a pesar de las contracciones que a cada rato me sacuden. La voz de ellos es pausada, por lo tanto, de qué he de preocuparme? Si hubiera peligro, papito o mamita sabrían cómo remediarlo inmediatamente, porque ellos saben más de estas cosas, siempre los he escuchado tomar decisiones.
Ahora él se va. Aunque no lo parezca y haga bromas con las enfermeras y los guardias de turno, lleva el alma hecha pedazos, pero en el fondo lleva una luz que le brilla como ese sol del que tanto me han hablado, porque tiene la certeza de que ya mañana voy a nacer. Lo digo porque aunque es un secreto él quiere que yo sea acuario y mañana empieza la influencia de este signo. Eso es lo raro de papá, a veces le da mucha importancia a cosas que para el resto del planeta serían insignificantes y otras cosas, más importantes para todos, él las pasa por alto.
Mamá está cansada, tiene una manguera colocada, mediante una aguja, en su brazo izquierdo. Le duele un poco pero igual se queda dormida. Yo me quedo despierta un rato más. Papá me ha asustado tanto con historias de bichos como solitarias y yardalambias que deben haber por aquí, que me da miedo quedarme dormida así de zopetón. De todas formas mamá me ha dicho que esta bolsa de ácido amniótico me protege de esas cosas que dice papá.