Agosto 2002:
 Sofía tiene 1 año y 7 meses. Llega la noche. Siempre llega la noche en cualquier parte donde uno se encuentre. por la tarde habíamos visto el atardecer y Sofía suspiró al ver el sol desaparecer, como si quisiera llorar por su agonía, luego traté de explicarle que el sol no muere en cada atardecer, sigue brillando igual, en otro lugar.