Crónicas de Sofilandia VIII
La Gotera 9-05-2001

Anoche llovió en Heredia. A las 3 a.m. abrí un ojo que recorrió toda la penumbra de mi habitación, mientras mis oídos escuchaban el constante goteo de lluvia en el techo. Me aprestaba a volverme a dormir con una tierna y angelical sonrisa en mi rostro y con el propósito de darle continuidad al sueño que estaba teniendo relacionado con los animalitos del bosque, cuando sentí la mojazón en la cama. Con una impresionante agilidad mental, aún estando medio dormido, razoné sobre el origen de aquel océano en el que casi estaba naufragando e inmediatamente llegué a la deducción más obvia, clara, tajante y absoluta que podía ser: desde hace como un año mi esposa ha insistido sobre una bendita gotera en el techo, o algo así y ahora entiendo que se trataba de un problema que afectaba nuestra habitación. Por ocupaciones múltiples no le había dado la atención del caso al problema pero era evidente que yo le debía dar una solución inmediata, apenas amaneciera.

Justo en ese momento me acordé de Sofía. !!Por Dios, mi hijita corre peligro, un resfriado, una pulmonía, un...Oh Dios No.

Extendí la mano hacia ella que roncaba a mi lado y efectivamente pude comprobar que estaba empapada. Era evidente que la gotera estaba justo encima de ella y en ese momento entendía la verdadera razón de ser padre. Primero pensé en cambiarla de lugar, luego pensé en acostarme encima de ella para recibir yo toda la furia del invierno, pero comprendí que esas eran soluciones "apaga incendios", no atacaba el problema de raíz. Así que, haciendo gala de esa naturaleza innata en los hombres por la supervivencia y la protección hacia su familia, me levanté como Dios me trajo al mundo, busqué un foco, martillo, clavos y un chicle (ya que no tengo ningún adhesivo para tapar goteras), fui detrás de la casa y me encaramé en el techo. Rápidamente sentí las gotas de lluvia como torrentes cascadas que azotaban mi espalda, ya con verdadera carne de gallina.

Hice lo posible por no hacer bulla mientras caminaba por las latas de zinc. Por un instante pensé en el pudor, ante la posibilidad de que una vecina indiscreta se asomara por su ventana y viera tal talante. Más ante lo remoto de la posibilidad seguí adelante. (Debe recordarse que yo llevaba un chicle por lo que en este momento ya estaba rumiándolo)

Calculé el sitio de mi habitación donde buscar la bendita gotera pero a la luz del foco solo veía un envidiable techo perfectamente acomodado. De todos modos seguí buscando. De repente, un paso en falso y .....!!!!CATAPLUN!!! Una lata de zinc cedió ante mi peso (que desde la boda ha incrementado paulatinamente), se oyó el traqueteo de las tablillas que se quebraban y en un instante me vi guindando de una zercha. Solo atiné a pensar que quizás Sofía se habría despertado y qué iba a pensar si no me encontraba a su lado a las 3:22 a.m. No importa, de seguro el ruido de la lluvia no le permitió escuchar otra cosa.

Ante tal situación, aquel hueco en el techo amenazaba con inundar mi casa. La lata de zinc estaba resquebrajada, por lo que mi inquieta mente debía resolver aquel dilema lo más pronto posible. Recordé que la vida se basa en la supervivencia del más fuerte, por lo menos eso dicen en las fábulas, así que con toda propiedad me pasé al techo del vecino (con el que ya había tenido un problema por lo del gato ) y con delicadeza felina desprendí los clavos de una lata de zinc y me la traje para mi techo. Mi razonamiento para tomar esta decisión, que a priori puede considerarse un abuso, fue el siguiente: Yo tengo una bebé que se puede mojar, el vecino no tiene bebés, los bebés son el futuro de la humanidad por lo que tienen prioridad ANTE TODO!!, por lo tanto, se justifica que con toda propiedad yo tome esta lata de zinc y disponga de ella, si del futuro de la humanidad se trata.

Cuando hube acomodado debidamente la cosa esa, retomé el asunto del problema inicial, encontrar la gotera que apunta hacia mi habitación. En ese momento, vi que mi esposa, bajo una sombrilla, me gritaba:

- (/$/)=/&%$&%/() .....diablos está haciendo ahí?

- Ahora me tratas así, porque no sabes lo que estoy haciendo. Me subí aquí pensando en ustedes, esforzándome y preocupándome para que no se vayan a enfermar. Como vos caes como una piedra cuando te duermes no te das cuenta que por culpa de una gotera nos estábamos empapando y la bebita también (en este momento el chicle se me cayó pero lo volví a juntar) Claro, como piensas que no tengo iniciativa para resolver los problemas de la casa no sabes apreciar lo que ahora estoy haciendo. Te apuesto a que cualquier persona que se diera cuenta me aplaudiría, me alabaría, me elogiaría, me admiraría............

-Gotera? Gotera? Gotera tenés vos en la jupa. No te das cuenta que por primera vez la bebita se orinó en la cama?

 

"Dios mío cómo le digo ahora a mi esposa que quiero llevar hoy a la bebita al estadio"