Crónicas de Sofilandia X
El Guevaso 09-07-2001

Definitivamente las mujeres y los hombres tienen diferentes perspectivas ante las imponderables eventualidades del cotidiano. El domingo trasanterior, fue la mejenga entre CR y Honduras. Uno supone que la histeria e inconsciencias son colectivas y afectan a la totalidad país. No obstante, minutos antes del pitazo inicial me fue encomendada la rotunda misión de cuidar a Sofía, ya que mi esposa aprovecharía ese memorable lapsus de mejenga para terminar de lavar, limpiar el piso, cortar un poco de zacate de las amplias zonas verdes de mi casa, recoger las herramientas que siempre están estorbando en el piso, terminar de clavar una repisa que desde hace varios días se estaba cayendo y acomodar un poco de ropa que se había quedado desparramada por allí.. Dado esto y para estar más cómodo decidí llevar el TV al cuarto, de ese modo me sería más fácil ver el partido y cuidar a la Sofi.

En una que va y en otra que viene y se viene el chaparrón para los hondureños, momento oportuno para olvidarme del alrededor y celebrar eufóricamente los goles. De repente.....(siempre hay un de repente que le pone a uno la carne de gallina)...el llanto desesperado. No me di cuenta pero en fracción de segundos la bambina dio una de sus famosas y alocadas vueltas y...se le acabó la cama.

A pesar de la emoción de los goles tuve la suficiente ecuanimidad como para no dejarme dominar por el terror e hice lo que cualquiera hubiera hecho en ese momento: Sofía pesa 8 kilos y tanto, la fuerza de la gravedad actúa en una relación de 0.980m/seg2. La aceleración va a ser representada por el peso del cuerpo multiplicado por la fuerza gravitacional incrementándose en una potencia dada por la distancia recorrida. Inmediatamente mi mente arrojó un resultado muy satisfactorio ya que la altura de la cama es como de 40 cms, la aceleración iba a ser insignificante por lo que no había motivo de preocupación. De todos modos inmediatamente corrí hacia la niña y abruptamente la alcé en mis brazos CRASO ERROR!! En ese momento mi esposa entró con el apellido bien pronunciado y me sacó todos los chuicas sucios (nunca imaginé que hubiera tanto acumulado en tan poco tiempo de vida marital) y lo que más la enojó fue el hecho de que yo la alzara así no más exponiéndola a todo eso que ella dijo. Aquí es donde no entiendo ni papa. Cómo es posible que las mujeres sepan tanto sobre riesgos, que si uno le da de comer esto le puede pasar eso, que si uno le toca aquí le puede doler allá, que si uno los alza sin cubrirlos les puede dar lo otro, que si....dónde pu... se enteran de todas estas cosas. He leído cerca de mil libros y no recuerdo que diga nada de eso en ninguno de ellos. Es que si por lo menos le dieran a uno un manual? Pero no, ellas creen que uno debe saber todas esas cosas. Luego vino la prueba del silencio, claro ellas saben que lo peor que a uno le pueden hacer es la indiferencia, el silencio, que no lo determinen, que le nieguen una mirada cuando pasan de frente. No sé cómo pero 10 minutos después todas las personas allegadas sabían lo que había pasado y aquí viene lo patético. La reacción de todas las mujeres fue la misma, desgraciado, descuidado, bobo, condenado, tirano y cuanta palabra mágica se pueden imaginar. A las 9 p.m. mi moral...mi pseudomoral estaba hecha añicos y sonó el teléfono. Era mi suegra. Ya se había enterado y en su voz se le notaba claramente que había encontrado un motivo para descargar toda la furia acumulada durante años y por mil motivos diferentes. Me anunciaba que al día siguiente estaría allí, en mi casa para poner orden, que cómo era posible que alguien le hubiera descuidado a su nietecita querida...

Luego, algunos hombres que se dieron cuenta del incidente me hicieron sentir mejor porque aunque parezca mentira tenemos más sutileza para enfrentar los imperativos de la vida.

- Maje y qué todo el guevazo se llevó la bebé?

- Mae bienvenido al mundo de los maridos estándar

- No se preocupe así va aprendiendo la nena de los golpes de la vida

- Mae entonces no terminó de ver el partido?

- Mae ya me imagino qué riflazo sintió la beba

- Mae y qué muy feo le fue con la doña?

Todo esto me ayudó a superar tanta contrariedad. Pero definitivamente no estaba de buenas, pues resulta que el lunes como yo estaba de vacaciones y mi esposa breteando, decidí llevar a la bebé al parque de Heredia con la intención de que conversáramos y compartiéramos un poco de la vida y que entendiera que nada de lo sucedido fue culpa de papito lindo. Como estaba haciendo mucho calor no le llevé ni abrigos ni nada de ese montón de chunches que uno tiene que andar jalando (y que tampoco dice en ningún manual). Al rato de andar para arriba y para abajo, con la bebita muriéndose de sueño y que se viene semerendo chaparrón. Vieran qué cuadro, yo corriendo por las aceras de Heredia para que la bambina se mojara lo menos posible pero era imposible.

La noche fue tormentosa, en el cielo y en mi casa. La bebita hervía en calentura y esta vez sí que me puse asustado.

Ha pasado una semana, desde entonces no he alzado a la bebé. Tengo una prohibición absoluta de no acercarme a ella a menos de 6 metros de distancia. Como mi casa es pequeña, para poder verla voy afuera de la casa y me levantan las cortinas de la ventana. Entonces humildemente desde allí le hago piruetas, trato de pararme de manos, le bailo zapateado y cuando la gente pasa por la calle y se me queda viendo y cuchichean, yo no hago caso y continúo tratando de que me vuelva a sonreír. Y es que desde que ella no me sonríe el sol no brilla