Crónicas
de Sofilandia
Génesis 21-01-2001
Y si fueras como un ángel, cariño? Ha sido tanta la espera y por fin ha llegado el día. Y si al extender tus manitas rozas mis mejillas y siento una calidez nueva, diferente? Si al mirarte descubro un nuevo modo de mirar, como si mirara el interior de una estrella? Cómo serás? Cuanto anhelo verte ya en esta noche de luna, justo al borde de esta madrugada. Si supieras, que estoy aquí, esperando con una impaciencia que me lacera los sentidos y tú allá, con mamita, a punto de nacer. Si supieras que te amo, que soy una de las dos personas que por primera vez te van a amar en la vida y para toda la vida.
Ha llegado la hora. La enfermera me llama porque Sofía va a nacer, así que me lo tomo con calma, voy directo a la sala pero me detienen porque debo cambiar mi vestimenta por pijamas de hospital. Con tanta cosa encima, mi bebita no me va a conocer de primera entrada. Entro a la sala y el tiempo se detiene. Sofía nace, acaba de llegar al mundo. BIENVENIDA mi amor. No sé cómo comportarme, qué debo hacer. La veo en manos de la enfermera y siento que todo un universo explota en mi interior con sensaciones que nunca antes había sentido. En eso, un hombre entra en la habitación, la toma en sus brazos y le pega unas nalgadas...pero qué diablos le pasa a ese tipo? Ella es mi hija, no está sola, tiene quien la defienda en este mundo. Porqué la ha agredido de esa forma? En eso mi niña empieza a llorar, el hombre se la da a la enfermera de nuevo y es justo cuando aprovecho para abalanzarme sobre él. Esto no va a quedarse así, que va. Entonces le grito: - Porqué le ha pegado a mi bebé? Ella es un ángel, una ternura, una simpleza llena de magia y ella tiene un papá que la defienda, desgraciado.
Mientras le dejo ir golpes sin misericordia al hombre ese y de paso le propino su buena ráfaga de palabras soeces, siento de pronto que manos fuertes me agarran de la espalda. Es un enfermero del hospital que seguramente vio entrar al intruso que le pegó a mi bebita y me va a ayudar a darle su merecido. En eso siento un puñetazo en mi estómago. Oh Dios con este enfermero, seguramente se ha equivocado, piensa que el intruso soy yo, así que como puedo me zafo de quien me ha agarrado, y la emprendo a patadas contra el intruso que ya lo tenía listo en el suelo.
Las enfermeras están espantadas, no es para menos. Todos desconocemos las intenciones de ese hombre que irrumpió así porque así hasta la sala de partos y burló la vigilancia del hospital.
Justo cuando el intruso intentaba levantarse alisto mi puño para medírselo de nuevo, pero en eso siento otro golpe fuerte del enfermero que me tumba al suelo, entonces aprovechan para salir corriendo de la sala. Luego me incorporo y observo a las enfermeras que parecen aterrorizadas en una esquina de la sala.
- No se preocupen muchachas, ese malandro no volverá. Creyó que mi esposa estaba desvalida y mi hijita desamparada pero qué sorpresa se llevaron.
Entonces, pude verlas a ellas, mis mujeres abrazadas. Xe me miraba con desconcierto, casi sin poder hablar por todo lo que había vivido con el parto, mientras Sofía se aferraba a su pecho. Me apresuré a ellas para darles un abrazo profundo cuando apareció en la puerta de la sala el tipo acompañado de unos policías.
- Sáquenlo de aquí, ese es el hombre que me acaba de atacar.
- Sí doctor. Vamos muchacho, tranquilo porque le va feo.